Hashimoto, o tiroiditis linfocítica crónica, es una de las enfermedades autoinmunes más comunes que provocan hipotiroidismo. En este artículo, analizaremos los síntomas, las causas y los métodos de tratamiento, y enfatizaremos la importancia de la dieta y los suplementos para apoyar el tratamiento de la enfermedad de Hashimoto.
Hashimoto-¿qué es?
La enfermedad de Hashimoto, también conocida como tiroiditis linfocítica crónica, es un trastorno autoinmune crónico en el que el sistema inmunológico ataca las células tiroideas. Como resultado, la glándula tiroides se daña gradualmente, lo que con el tiempo conduce a su hipofunción. La glándula tiroides, encargada de la producción de hormonas que regulan el metabolismo, deja de funcionar correctamente, lo que afecta a todo el organismo.
La tiroiditis de Hashimoto es una de las causas más comunes de hipotiroidismo y se presenta principalmente en mujeres, especialmente entre los 30 y 50 años. El proceso de la enfermedad se desarrolla lentamente y los síntomas pueden aparecer sólo después de varios años. Un elemento característico de la enfermedad de Hashimoto es la presencia de anticuerpos contra los propios tejidos del tiroides, lo que constituye un indicador clave en el diagnóstico de esta enfermedad.
Aunque las causas de la enfermedad de Hashimoto no se conocen del todo, se cree que su desarrollo puede estar relacionado con factores genéticos, ambientales y trastornos del sistema inmunológico. El tratamiento implica principalmente farmacoterapia en forma de hormonas tiroideas y modificaciones del estilo de vida, como una dieta adecuada y suplementos.
Los síntomas de Hashimoto
Los síntomas de la enfermedad de Hashimoto pueden ser difíciles de reconocer porque a menudo se desarrollan lentamente y pueden parecerse a otras afecciones. En las etapas iniciales de la enfermedad, los síntomas pueden ser leves o imperceptibles, pero a medida que avanza el hipotiroidismo, se vuelven más pronunciados. Estos son los síntomas más comunes de la enfermedad de Hashimoto:
- Fatiga crónica y somnolencia. – Las personas con Hashimoto suelen sentir una fatiga constante que no desaparece ni siquiera después del descanso.
- Aumento de peso – A pesar de que no se realizan cambios en la dieta, muchas personas con Hashimoto aumentan de peso, lo que se relaciona con un metabolismo más lento.
- Problemas con la concentración y la memoria. – los pacientes pueden experimentar el llamado “niebla mental”, dificultad para concentrarse y recordar cosas simples.
- Piel seca y caída del cabello. – la piel se vuelve áspera y seca, y el cabello puede volverse fino y quebradizo, provocando una caída excesiva del cabello.
- sintiendo frio – Las personas con Hashimoto suelen sentir frío, especialmente en las manos y los pies, incluso a temperatura ambiente normal.
- Artritis y dolor muscular. – El dolor muscular, la rigidez de las articulaciones y la hinchazón pueden ser uno de los síntomas de la enfermedad de Hashimoto.
- Desórdenes menstruales – las mujeres pueden experimentar ciclos menstruales irregulares, períodos abundantes o muy ligeros.
- Problemas digestivos – El estreñimiento, la hinchazón y otros problemas digestivos pueden acompañar al hipotiroidismo.
- Mal humor y depresión. – las personas con tiroiditis de Hashimoto tienen más probabilidades de sufrir depresión, irritabilidad y cambios de humor.
- Agrandamiento de la glándula tiroides (bocio) – en algunos pacientes, la glándula tiroides aumenta de tamaño, lo que puede provocar una sensación de opresión en el cuello y dificultad para tragar.
Vale la pena recordar que los síntomas de la tiroiditis de Hashimoto pueden variar de persona a persona y su gravedad depende del nivel de hipotiroidismo. Si notas alguno de estos síntomas, es importante consultar a tu médico y someterte a los análisis hormonales adecuados.
Hashimoto – Síntomas neurológicos
La enfermedad de Hashimoto puede afectar no sólo el metabolismo y el funcionamiento físico del cuerpo, sino también el sistema nervioso. Los síntomas neurológicos pueden ser difíciles de reconocer y, a menudo, se confunden con otras afecciones. En personas con hipotiroidismo avanzado, los síntomas neurológicos son bastante comunes y pueden afectar significativamente la calidad de vida. Éstos son los más comunes:
- Problemas con la memoria – llamado La “niebla mental” es un fenómeno que las personas con la enfermedad de Hashimoto informan con frecuencia. Se manifiesta en dificultades para recordar cosas simples y disminución de la capacidad de pensar de forma lógica.
- Trastornos de concentración – La dificultad para concentrarse, distraerse fácilmente y la disminución del rendimiento mental pueden ser parte de los síntomas neurológicos asociados con la enfermedad de Hashimoto.
- fatiga mental – las personas con tiroiditis de Hashimoto pueden experimentar un agotamiento mental constante que no desaparece ni siquiera después del descanso. Esto puede generar desánimo y falta de motivación en las tareas cotidianas.
- Depresión y ansiedad – el mal humor, la depresión y el aumento del nerviosismo son síntomas neurológicos comunes. A menudo son el resultado de trastornos hormonales que afectan el funcionamiento del cerebro.
- zaburzenia snu – dificultad para conciliar el sueño, sueño interrumpido o dificultad para despertarse son síntomas que pueden aparecer como consecuencia del hipotiroidismo causado por la enfermedad de Hashimoto.
- Bole resplandeciente – Algunas personas con tiroiditis de Hashimoto experimentan dolores de cabeza regulares, que pueden ser causados por cambios en los niveles hormonales y la inflamación que acompañan a la enfermedad.
- Nerviosismo e irritabilidad. – Las personas que padecen la enfermedad de Hashimoto suelen informar cambios repentinos de humor, que pueden incluir irritabilidad, ansiedad y mayor sensibilidad al estrés.
- manos temblando – aunque es menos común, algunas personas con tiroiditis de Hashimoto pueden experimentar temblores leves en las extremidades, especialmente en las manos, que son el resultado de trastornos neurológicos asociados con el hipotiroidismo.
Los síntomas neurológicos de la tiroiditis de Hashimoto pueden ser muy molestos, especialmente cuando ocurren en combinación con otras dolencias relacionadas con el hipotiroidismo. El control regular de los niveles hormonales y la terapia hormonal adecuada pueden ayudar a aliviar estos síntomas. Es importante que los pacientes de Hashimoto consulten regularmente con su médico para adaptar el tratamiento a sus necesidades y minimizar el impacto de los síntomas neurológicos en el funcionamiento diario.
Hashimoto y el embarazo
La enfermedad de Hashimoto puede afectar significativamente la fertilidad de una mujer y el curso del embarazo. Las mujeres con hipotiroidismo causado por tiroiditis de Hashimoto a menudo experimentan dificultades para quedar embarazadas debido a ciclos menstruales irregulares y trastornos de la ovulación. Sin embargo, con un control y tratamiento adecuados, la mayoría de las mujeres con Hashimoto pueden quedar embarazadas y dar a luz a un bebé sano.
El impacto de la tiroiditis de Hashimoto en la fertilidad
El hipotiroidismo puede provocar una disminución de la producción de hormonas necesarias para un ciclo menstrual regular. Los ciclos irregulares o ausentes (anovulación) son causas comunes de infertilidad en mujeres con enfermedad de Hashimoto. Por tanto, es fundamental controlar periódicamente los niveles de hormona tiroidea y corregirlos con dosis adecuadas de levotiroxina para restablecer el funcionamiento normal del sistema reproductivo.
Riesgos del embarazo con la enfermedad de Hashimoto
Las mujeres con enfermedad de Hashimoto que quedan embarazadas deben estar bajo constante cuidado de un endocrinólogo, porque la glándula tiroides durante el embarazo es crucial tanto para la salud de la madre como para el correcto desarrollo del feto. El hipotiroidismo no tratado puede provocar complicaciones graves, como:
- Alto riesgo de aborto espontáneo
- nacimiento prematuro
- Bajo peso al nacer del bebé.
- Preeclampsia
- Problemas con el desarrollo neurológico en los niños.
Manejo de la enfermedad de Hashimoto durante el embarazo
Durante el embarazo aumenta la necesidad de hormonas tiroideas, por lo que es fundamental controlar con frecuencia los niveles de TSH y ajustar adecuadamente la dosis de fármacos hormonales como la levotiroxina. Las pruebas periódicas, generalmente cada 4 a 6 semanas, son esenciales para garantizar niveles hormonales estables.
La importancia de la suplementación
Las mujeres embarazadas con tiroiditis de Hashimoto también pueden necesitar suplementos adicionales de yodo y otros nutrientes, como selenio o vitamina D. Sin embargo, es importante que la suplementación se realice bajo la supervisión de un médico, porque el exceso de yodo puede dañar tanto a la madre como al bebé. bebé.
Hashimoto – Causas
La enfermedad de Hashimoto es una de las enfermedades autoinmunes más comunes, cuyo desarrollo es complejo y multifactorial. Aunque aún no se conoce del todo la causa exacta, los expertos indican que una combinación de factores genéticos, ambientales, hormonales e inmunológicos es la responsable de su desarrollo. Esto hace que el cuerpo perciba las células tiroideas como extrañas, lo que hace que el sistema inmunológico ataque sus propios tejidos. La investigación científica está tratando de determinar qué factores son dominantes, lo que podría contribuir a una prevención y tratamiento más eficaces de esta enfermedad.
Predisposiciones genéticas
Uno de los factores de riesgo más importantes es la genética. La enfermedad de Hashimoto es más común en personas que tienen familiares con enfermedades autoinmunes. Los genes relacionados con la respuesta inmune, especialmente aquellos que controlan la actividad de las células T, pueden aumentar el riesgo de autoinmunidad contra la glándula tiroides. Estudio publicado en la revista. Endocrinología Clínica demostró que las personas con ciertas mutaciones genéticas del sistema inmunológico tienen un riesgo mucho mayor de desarrollar la enfermedad de Hashimoto (fuente). Las pruebas genéticas, disponibles en un número cada vez mayor de clínicas, pueden ayudar a evaluar el riesgo de desarrollar esta enfermedad basándose en el análisis de ADN.
Contaminación por metales pesados
La exposición a metales pesados como el mercurio, el plomo o el aluminio también tiene un impacto significativo en la salud del sistema inmunológico y puede ser una de las razones del desarrollo de la enfermedad de Hashimoto. Estos metales penetran fácilmente en los tejidos del cuerpo, provocando inflamación y sobrecargando la glándula tiroides. Estudio publicado en la revista. Diario endocrino confirma que los niveles altos de metales pesados como el cadmio pueden afectar negativamente a las células tiroideas y estimular una respuesta autoinmune (fuente). La eliminación de metales pesados utilizando sorbentes naturales como la zeolita y la chlorella es un método popular para ayudar a la desintoxicación. La zeolita, como mineral con una estructura microporosa, une las toxinas y favorece su eliminación del cuerpo, mientras que la chlorella, que es un alga, tiene la capacidad de absorber metales pesados, lo que ayuda a reducir la carga de toxinas del cuerpo.
Factores hormonales y endocrinos
Las hormonas juegan un papel importante en el desarrollo de la enfermedad de Hashimoto, especialmente los estrógenos. La enfermedad de Hashimoto es mucho más común en mujeres que en hombres, lo que se atribuye a la acción de los estrógenos, que pueden provocar un aumento de la respuesta inmune. En un estudio publicado en Fronteras en Inmunología Se ha demostrado que los estrógenos pueden provocar una activación excesiva de las células inmunitarias, lo que aumenta el riesgo de que el cuerpo ataque sus propios tejidos. (fuente). Por tanto, los trastornos hormonales son un elemento clave, y equilibrar el equilibrio hormonal, especialmente en las mujeres, puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Hashimoto.
Infecciones virales y bacterianas
Las infecciones virales crónicas, como el virus de Epstein-Barr (VEB), y algunas infecciones bacterianas también pueden causar la enfermedad de Hashimoto. El virus EBV, a menudo llamado virus de la mononucleosis infecciosa, tiene la capacidad de atacar a los linfocitos, lo que puede alterar las funciones normales del sistema inmunológico. Las investigaciones indican que las personas que han tenido una infección por EBV tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades autoinmunes, incluida la enfermedad de Hashimoto. (fuente). Estas infecciones crónicas pueden hacer que el cuerpo ataque constantemente a sus propios tejidos, percibiéndolos como una amenaza.
Estrés y estilo de vida
El estrés emocional a largo plazo asociado con niveles altos de cortisol también es una de las causas de la enfermedad de Hashimoto. El cortisol, conocido como la "hormona del estrés", en exceso puede tener un efecto destructivo sobre la glándula tiroides y debilitar el sistema inmunológico. Un estudio realizado con un gran grupo de pacientes demostró que las personas con estrés crónico tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades autoinmunes, incluida la enfermedad de Hashimoto. (fuente). Los cambios en el estilo de vida, la reducción del estrés y las técnicas de relajación pueden ayudar a reducir el riesgo de padecer esta enfermedad.
Hashimoto – Tratamiento
Tratamiento farmacológico
La base del tratamiento de la enfermedad de Hashimoto es la terapia farmacológica, cuyo objetivo es reponer la deficiencia de hormonas tiroideas. El fármaco más utilizado es la levotiroxina, una hormona tiroidea sintética que ayuda a regular el metabolismo y prevenir síntomas del hipotiroidismo como fatiga, aumento de peso y depresión. La dosis del medicamento se selecciona individualmente y los pacientes requieren análisis de sangre periódicos para asegurarse de que sus niveles hormonales sean los adecuados. La dosis correcta de levotiroxina ayuda a estabilizar la glándula tiroides y ayuda a mantener la salud hormonal en niveles óptimos.
Dieta y suplementación
Una dieta adecuada es crucial en el tratamiento de la enfermedad de Hashimoto porque apoya el funcionamiento del sistema inmunológico y ayuda a reducir la inflamación. Las personas con enfermedad de Hashimoto suelen seguir una dieta sin gluten, que puede aliviar las reacciones autoinmunes, así como una dieta antiinflamatoria, que limita el consumo de productos procesados. Vale la pena incluir en su dieta productos ricos en vitamina B, selenio, zinc y yodo. Las investigaciones sugieren que la suplementación con selenio puede reducir los niveles de anticuerpos antitiroideos, lo que resulta beneficioso para limitar la progresión de la enfermedad. El zinc favorece el buen funcionamiento del sistema inmunológico y tiene propiedades antiinflamatorias. Las personas con tiroiditis de Hashimoto deben evitar el exceso de yodo, que a veces puede empeorar los síntomas autoinmunes.
Reducción del estrés y salud mental
El estrés es uno de los factores que intensifica los síntomas de la enfermedad de Hashimoto, por lo que es muy importante introducir actividades que reduzcan la tensión emocional. El estrés prolongado puede alterar el equilibrio hormonal y perjudicar las funciones del sistema inmunológico. Técnicas de relajación como el yoga, la meditación, la respiración profunda o un paseo por la naturaleza pueden ayudar a mantener el equilibrio hormonal y mejorar la calidad de vida de los pacientes. La salud mental es igualmente importante, por lo que los pacientes de Hashimoto pueden beneficiarse de apoyo psicológico o terapia para ayudar a afrontar el estrés y los desafíos de la vida cotidiana.
Desintoxicación de metales pesados
La contaminación ambiental con metales pesados como mercurio, plomo o aluminio puede afectar negativamente a la salud de las personas con enfermedad de Hashimoto, provocando inflamación y sobrecargando la glándula tiroides. Eliminar estos metales del cuerpo puede ayudar a reducir los síntomas de la enfermedad. Los preparados naturales como la zeolita y la chlorella son populares para la desintoxicación. La zeolita es un mineral con una estructura microporosa que une toxinas y favorece su excreción del cuerpo. Chlorella, un alga rica en nutrientes, tiene la capacidad de absorber metales pesados y apoya las funciones inmunes. El uso regular de estos sorbentes naturales puede ayudar a los pacientes a reducir las toxinas y al mismo tiempo favorecer la salud de la tiroides y el equilibrio inmunológico.
Actividad física y estilo de vida
La actividad física regular favorece las funciones metabólicas, lo cual es importante para las personas con enfermedad de Hashimoto que a menudo luchan contra el aumento de peso y la fatiga. El ejercicio, especialmente el de intensidad moderada, como caminar, nadar o andar en bicicleta, puede mejorar la circulación sanguínea, reducir la inflamación y tener un efecto positivo en el estado de ánimo. El ejercicio también ayuda a regular el nivel de las hormonas del estrés, lo que favorece la salud mental. Cambiar su estilo de vida, eliminar el estrés y garantizar un sueño regular son necesarios para minimizar los síntomas de la enfermedad de Hashimoto y fortalecer su cuerpo. Un estilo de vida sin estrés y un sueño adecuado tienen un efecto positivo en la inmunidad general y la función tiroidea.Hashimoto – Investigación
El diagnóstico de la enfermedad de Hashimoto se basa en varias pruebas de laboratorio clave que ayudan a evaluar la función tiroidea, los niveles hormonales y la presencia de anticuerpos. Estas pruebas permiten no sólo confirmar o excluir el diagnóstico de la enfermedad de Hashimoto, sino también controlar la salud del paciente durante el tratamiento. El diagnóstico precoz es fundamental porque esta enfermedad se desarrolla gradualmente, a menudo sin síntomas claros en la fase inicial, y si no se trata, puede provocar graves trastornos hormonales.
Prueba de TSH (hormona estimulante de la tiroides)
El nivel de TSH es una de las pruebas más importantes para evaluar la función tiroidea. La hormona estimulante de la tiroides (TSH) es secretada por la glándula pituitaria y estimula a la glándula tiroides para que produzca hormonas T3 y T4. En la enfermedad de Hashimoto, los niveles de TSH suelen estar elevados, lo que indica hipotiroidismo. Las pruebas periódicas de TSH también ayudan a controlar la eficacia del tratamiento y ajustar la dosis de levotiroxina.
Pruebas FT3 y FT4
Las formas libres de las hormonas T3 y T4 (FT3 y FT4) proporcionan información detallada sobre la actividad tiroidea. FT3 (triyodotironina) y FT4 (tiroxina) son responsables de regular el metabolismo en las células. En el caso de la tiroiditis de Hashimoto, los niveles de FT3 y FT4 pueden estar reducidos, especialmente en el hipotiroidismo avanzado, lo que permite valorar el grado de daño de la glándula tiroides y su capacidad para producir hormonas.
Anticuerpos anti-TPO y anti-TG
La presencia de anticuerpos contra la peroxidasa tiroidea (anti-TPO) y la tiroglobulina (anti-TG) es uno de los indicadores más importantes que confirman el diagnóstico de la enfermedad de Hashimoto. Estos anticuerpos son producidos por el sistema inmunológico como resultado de una reacción autoinmune errónea y atacan a las células tiroideas. Los niveles altos de anti-TPO y anti-TG indican un proceso inflamatorio activo que está dañando la glándula tiroides. Las pruebas de estos anticuerpos son extremadamente importantes para diagnosticar la enfermedad de Hashimoto, especialmente en pacientes con antecedentes familiares de enfermedades autoinmunes.
Examen de ultrasonido de tiroides
El examen por ultrasonido (USG) de la glándula tiroides se utiliza para evaluar la estructura de la glándula tiroides y detectar posibles anomalías. En personas con enfermedad de Hashimoto, la glándula tiroides puede estar agrandada (bocio) o, por el contrario, reducida y con una estructura heterogénea. La ecografía ayuda a identificar la presencia de nódulos y evaluar el grado de daño al parénquima tiroideo. El examen de ultrasonido, combinado con los resultados de las pruebas de laboratorio, nos permite obtener una imagen más completa de la enfermedad.
Pruebas adicionales
En algunos casos, su médico puede ordenar pruebas adicionales, como un perfil lipídico (perfil lipídico), porque el hipotiroidismo puede provocar un aumento de los niveles de colesterol y triglicéridos. También se pueden recomendar pruebas de vitamina D y selenio porque las deficiencias de estos nutrientes a menudo ocurren en personas con enfermedades autoinmunes y afectan el funcionamiento del sistema inmunológico.
En resumen, el correcto diagnóstico de la tiroiditis de Hashimoto requiere de una serie de pruebas, entre las que se incluyen pruebas hormonales, de anticuerpos y pruebas de imagen. Un diagnóstico integral permite la detección temprana de la enfermedad, lo cual es crucial para un tratamiento eficaz y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Hashimoto – Dieta
La dieta juega un papel clave en el control de los síntomas de la enfermedad de Hashimoto y en el apoyo a la función tiroidea adecuada. Una nutrición adecuada puede ayudar a reducir la inflamación en el cuerpo, mejorar el bienestar y ayudar en el proceso de curación. En esta sección veremos qué productos se deben evitar y cuáles se deben incluir en la dieta de una persona que padece la enfermedad de Hashimoto.Hashimoto – ¿qué no comer?
Algunos productos pueden empeorar los síntomas de la enfermedad de Hashimoto o afectar negativamente el funcionamiento de la glándula tiroides. Aquí hay una lista de alimentos que deben limitarse o eliminarse por completo de su dieta:- Gluten – muchas personas con tiroiditis de Hashimoto tienen intolerancia al gluten, lo que puede provocar una exacerbación de los síntomas. Deben excluirse los productos que contengan trigo, cebada, centeno y avena (a menos que estén certificados como libres de gluten).
- Lácteos – Los productos lácteos pueden provocar problemas digestivos como flatulencias o diarrea, especialmente en personas con intolerancia a la lactosa.
- Soja – Los productos de soja como el tofu, la leche de soja y el edamame pueden afectar la absorción de los medicamentos para la tiroides y alterar la función hormonal.
- Verduras crucíferas – El repollo, el brócoli, la coliflor, las coles de Bruselas y la col rizada pueden afectar la absorción de yodo, que es crucial para el funcionamiento de la glándula tiroides. Deben consumirse en cantidades limitadas, especialmente crudas.
- Azúcares simples y productos procesados. – un exceso de azúcares simples provoca fluctuaciones en los niveles de azúcar en sangre y aumenta la inflamación en el cuerpo.
Hashimoto – productos recomendados
Los productos seleccionados adecuadamente pueden apoyar la función tiroidea y apoyar el tratamiento de la enfermedad de Hashimoto. Aquí te dejamos una lista de alimentos que vale la pena incluir en tu dieta:- ryby morskie – son una excelente fuente de ácidos grasos omega-3 y yodo, necesarios para la producción de hormonas tiroideas. Son pescados especialmente valiosos el salmón, las sardinas, el bacalao y la caballa.
- nueces de Brasil – contienen grandes cantidades de selenio, un mineral que favorece el buen funcionamiento de la glándula tiroides y ayuda a reducir el nivel de anticuerpos anti-TPO.
- Jaja – son ricas en proteínas y vitaminas A, D, E y B12, esenciales para la salud de la tiroides.
- Vegetales de hoja – como las espinacas, las acelgas y la rúcula son ricas en vitaminas, minerales y antioxidantes que ayudan a proteger el organismo contra el estrés oxidativo.
- Bayas – tienen un alto contenido de antioxidantes, que ayudan a reducir la inflamación y apoyan el sistema inmunológico.
- Carne magra – El pollo, el pavo y la ternera son una buena fuente de proteínas y hierro, que favorecen el metabolismo y la producción de energía.
- Productos integrales – El arroz integral, la quinua y el trigo sarraceno aportan fibra que favorece la digestión y ayuda a mantener estables los niveles de azúcar en sangre.
Suplementación para la enfermedad de Hashimoto
La suplementación en el caso de la enfermedad de Hashimoto puede desempeñar un papel importante a la hora de aliviar los síntomas y favorecer el funcionamiento de la glándula tiroides. La introducción de suplementos adecuados puede ayudar a reponer las deficiencias de nutrientes que a menudo acompañan a esta enfermedad, así como a reforzar el sistema inmunológico. A continuación se presentan suplementos clave que vale la pena considerar para la terapia de Hashimoto.Selen
El selenio es uno de los microelementos más importantes que apoyan la función tiroidea. Las investigaciones muestran que su suplementación puede reducir el nivel de anticuerpos anti-TPO, lo que reduce la inflamación en el cuerpo. Las nueces de Brasil son una fuente natural de selenio, pero en caso de deficiencia se suele recomendar tomarlo en forma de suplemento.Vitamina D
Las personas con tiroiditis de Hashimoto suelen sufrir una deficiencia de vitamina D, que desempeña un papel clave en la regulación del sistema inmunológico. Los niveles bajos de esta vitamina pueden provocar una exacerbación de los síntomas de las enfermedades autoinmunes. Por lo tanto, la suplementación con vitamina D, especialmente en otoño e invierno, es extremadamente importante.
yodo
El yodo es necesario para la producción adecuada de hormonas tiroideas, pero su suplementación en personas con enfermedad de Hashimoto requiere especial precaución. El exceso de yodo puede intensificar los síntomas y provocar un deterioro de la salud. Por lo tanto, antes de comenzar a tomar suplementos de yodo, debe consultar a su médico y controlar periódicamente su nivel en sangre.
Ácidos grasos omega-3
Los ácidos grasos omega-3, que se encuentran principalmente en el pescado marino y el aceite de linaza, tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ser beneficiosas para aliviar la inflamación asociada con la enfermedad de Hashimoto. La suplementación con omega-3 también favorece el sistema nervioso y el estado general del cuerpo.
Zinc
El zinc es un mineral importante para el buen funcionamiento de la glándula tiroides y el sistema inmunológico. La deficiencia de zinc puede empeorar los síntomas del hipotiroidismo, como la caída del cabello y el sistema inmunológico debilitado. La suplementación con zinc puede ayudar a mejorar el rendimiento general del cuerpo y apoyar los procesos regenerativos.
Magnesio
El magnesio es crucial para muchos procesos metabólicos del cuerpo, incluido el funcionamiento de la glándula tiroides. Ayuda a reducir la fatiga, mejorar la calidad del sueño y apoyar las funciones de los músculos y del sistema nervioso. La deficiencia de magnesio es común en personas con enfermedad de Hashimoto, por lo que vale la pena considerar su suplementación, especialmente en caso de síntomas como calambres musculares o fatiga crónica.
Conviene recordar que la suplementación debe adaptarse a las necesidades individuales del paciente y su uso siempre debe consultarse con un médico. Controlar periódicamente los niveles sanguíneos de vitaminas y minerales es fundamental para evitar el exceso o la deficiencia de estos nutrientes.
Hierbas para Hashimoto
Las hierbas pueden ser un valioso apoyo en el tratamiento de la enfermedad de Hashimoto. Apoyan el funcionamiento del sistema inmunológico, regulan la función tiroidea y ayudan a aliviar los síntomas de la enfermedad. Aquí hay algunas hierbas a considerar para la terapia de Hashimoto:
- Ashwagandha – Ashwagandha es un adaptógeno que ayuda a regular la función tiroidea y reduce el nivel de estrés que suele acompañar a los pacientes con la enfermedad de Hashimoto. También puede mejorar su estado de ánimo y aumentar la energía.
- ortiga – La ortiga es rica en vitaminas y minerales, incluido el hierro, que puede ser útil para las personas con enfermedad de Hashimoto que tienen deficiencia de hierro. Además, apoya el funcionamiento del sistema inmunológico.
- melisa – El bálsamo de limón tiene un efecto calmante y puede ayudar a aliviar los síntomas de nerviosismo e insomnio que suelen acompañar a la enfermedad de Hashimoto. También actúa como antioxidante.
- Ginseng – El ginseng apoya el funcionamiento del sistema endocrino y ayuda a mejorar los niveles de energía, lo cual es importante para la fatiga y la debilidad que a menudo ocurren con la enfermedad de Hashimoto.
- Centella Asiática – Esta hierba favorece la regeneración de las células tiroideas y puede favorecer la salud del sistema nervioso. Se utilizan para mejorar la concentración y la memoria.
- casquete Baikal – Tiene propiedades antiinflamatorias y ayuda a aliviar la inflamación del cuerpo, que suele estar presente en la enfermedad de Hashimoto.
Aunque las hierbas pueden apoyar el tratamiento de la enfermedad de Hashimoto, vale la pena recordar que no reemplazan las terapias convencionales. Antes de comenzar a tomar suplementos a base de hierbas, consulte a su médico o especialista para asegurarse de que sean seguros y eficaces en su caso individual.
Bono: infusión de hierbas para apoyar el tratamiento de Hashimoto
Las mezclas de hierbas pueden apoyar el tratamiento de la enfermedad de Hashimoto al mejorar la función tiroidea, reducir la inflamación y fortalecer el sistema inmunológico. La siguiente mezcla contiene hierbas cuidadosamente seleccionadas que ayudan al cuerpo a regular las hormonas tiroideas y mejorar el bienestar general. Antes de su uso conviene consultar a un médico o fitoterapeuta, especialmente si se utilizan fármacos hormonales.
ingredientes
- hojas de ortiga (Urtica dioica) – 2 cucharadas (fortalece el organismo, rica en hierro, magnesio y vitamina C)
- Rizoma de regaliz (Glycyrrhiza glabra) – 1 cucharadita (antiinflamatorio y apoya el equilibrio hormonal, nota: no apto para personas con hipertensión)
- flores de caléndula (Calendula officinalis) – 1 cucharada (antiinflamatorio y apoya el sistema inmunológico)
- Hierba de diente de león (Taraxacum officinale) – 1 cucharada (ayuda al hígado a desintoxicar el cuerpo y apoya el metabolismo)
- Hierba ashwagandha (Withania somnifera) – 1 cucharadita (adaptógeno, apoya la resistencia al estrés y regula los niveles de cortisol)
- Hojas de melisa (Melissa officinalis) – 1 cucharada (alivia la tensión y el estrés, tiene un efecto calmante)
preparación
- Mezcle bien las hierbas y guárdelas en un frasco bien cerrado, protegido de la luz y la humedad.
- Para preparar el té, vierte 1 cucharada de la mezcla de hierbas en una taza o jarro.
- Vierta 250 ml de agua hirviendo sobre las hierbas y déjelas tapadas durante 10-15 minutos.
- Cuela el té y bébelo tibio. Lo mejor es utilizar dos veces al día, por la mañana y por la noche.
beneficios
La mezcla de hierbas favorece la función tiroidea y alivia los síntomas de Hashimoto gracias a los efectos antiinflamatorios de la caléndula y el regaliz, las propiedades adaptógenas de la ashwagandha y las propiedades desintoxicantes del diente de león. El toronjil reduce la tensión y favorece la salud mental, lo cual es importante en el tratamiento de enfermedades autoinmunes.
Contraindicaciones
Consulte a su médico antes de comenzar a usarlo, especialmente si está tomando medicamentos para la tiroides. El regaliz no se recomienda para personas con hipertensión. El consumo regular de té se puede continuar durante aproximadamente 4 a 6 semanas, después de lo cual vale la pena tomar un descanso.
Podsumowanie
La enfermedad de Hashimoto es una enfermedad grave que requiere un enfoque de tratamiento integral. Es importante no sólo tomar medicamentos hormonales, sino también cuidar la dieta, la suplementación y controlar los síntomas neurológicos y otras dolencias que los acompañan. El diagnóstico temprano y el apoyo dietético y herbario adecuado pueden mejorar significativamente la calidad de vida de las personas con enfermedad de Hashimoto.










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